El ser y la nada
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“Con el debido respeto”. (Manifiesto por un cuerpo y un rostro desnudo)
Tomo el cuerpo como materia y ejecuto una transformación de la condición más humanamente sensible en una experiencia intimista cuidada y delicada. Los cuerpos son poesía. Los cuerpos son energía. Pero los cuerpos nos cuestionan y nos invitan a denunciar, por ejemplo, la opresión que vive la mujer en esta sociedad escalofriante y dividida. ...y también los cuerpos que alguna vez desaparecieron. Los cuerpos que alguna vez fueron mutilados… los cuerpos que los griegos amaban y enaltecían.
Un cuerpo despojado y un rostro despojado, son actos de libertad. Una libertad expresiva y consciente. Si la experiencia nos interpela como sujetos, como espectadores y como creadores en una multiplicidad de sentidos, nuestros cuerpos nos desafian a encontrarnos frente a espejos que nos justifican existencialmente y se contraponen y rechazan a miradas obscenas, colmadas de prejuicios y preconceptos en nombre del arte. El arte es libertad.
Sin embargo hay mecanismos de censura que oscurecen las diferencias entre la vida y el arte. Hay instituciones que no logran realizar una seria introspección sobre los valores y posibilidades del arte en la cultura actual. Las instituciones propician el malestar desde el prejuicio de la desnudez en una posibilidad binaria de inhibición-acción. De esta manera se pierden los matices que nos pueden brindar oportunidades para resignificar y resignificarnos; y condicionar a aquel en donde el objeto en cuestión pase a resultar asombroso y gratificante, incluso trascendiendo la expectativa. Lo bello no se puede violentar, se violenta quien no la acepta, quien no concensúa y quien no respeta.